1.- Los servicios propuestos no podrán ser exclusivos para determinados perfiles. Deben ser comprensibles, utilizables y practicables por todas las personas en condiciones de seguridad, comodidad, de la forma más autónoma y natural posible.

2.- La formación y experiencia de las/los patronas/es de la embarcación

Como en cualquier actividad en el medio marino, se debe contar con la diversidad de las personas, por capacidad, necesidad, control de las emociones, miedos y reacciones, vivencias previas o no.

Las/los patronas/es deben tener formación y experiencia en el mar, lagos o ríos, de al menos 5 años con personas de cualquier perfil, niñas/os, personas mayores, personas con movilidad reducida, visión limitada o nula, audición limitada o nula, trastornos del espectro autista, parálisis cerebral, déficit cognitivo, trastornos mentales u orgánicos.

La premisa «no va a pasar nada» no se puede considerar en ningún caso, ni siquiera con condiciones climatológicas óptimas.

3,- En cualquier tipo de experiencia náutica inclusiva, debe haber al menos 2 patronas/es.

Si navegar por zonas de especial interés ecoturístico es una experiencia única, no por ello debe ser exclusiva. Nadie debe quedarse en tierra. En el turismo (y por supuesto cualquier otro ámbito), no debe haber excusas para que una persona no pueda participar. Si se diera el caso, se debe rediseñar la actividad.

Bien es cierto que muchos entornos ecoturísticos no están dotados de instalaciones portuarias, con difícil acceso, carencia de espacios higiénico-sanitarios o espacios de abrigo. El diseño de las experiencias debe considerar todos los factores y por supuesto testeadas previamente, preferentemente con condiciones adversas.

4.- Cómo es un barco accesible?

Un barco que permite a cualquier persona, independientemente de sus capacidades y necesidades acceder sin cambios de plano, sin esfuerzo físico o mental, de forma autónoma, segura y con comodidad. No debe haber ninguna zona exclusión, la experiencia no podría ser considerada inclusiva. Un barco accesible también es aquel que cualquier persona que lo desee pueda llevar el timón.

Significa que en principio no se debe utilizar grúas para transferir una persona del pantalán a la embarcación. Hay casos como la práctica de la vela ligera que se dispone de una grúa para acceder a veleros adaptados, pero sólo para determinados perfiles. Para que todo el mundo pueda acceder a un barco, teniendo en cuenta que la línea de flotación de los pantalanes puede variar de unas instalaciones a otras, es tener un ancho de la entrada suficiente (todas las sillas de rueda no tienen el mismo ancho, o una persona con 2 muletas debe tener al menos 80 cm, si más mejor), con barandillas de apoyo, y rampas para salvar el hueco, por mínimo que sea, entre el pantalán y la embarcación.

Las rampas deben ser 2 doble articulación. La altura de los pantalanes no son siempre iguales y según el número de personas a bordo, es probablemente imposible que la cubierta del barco esté al mismo nivel que el pantalán. Se recomiendan 2 rampas para compensar el balanceo que se produce, o por las personas ya a bordo o por las corrientes como es habitual en los ríos. Imaginemos una rampa fija de un solo tramo, será imposible nivelarla. Las rampas deben ir en la embarcación. En caso de un diseño de rampa fijada al pantalán, la embarcación solo podrá utilizar ese punto de atraque. En caso de un diseño de rampa fijada en la embarcación, deberá ser fácilmente desmontable (o escamoteable), de lo contrario se convertirá en barrera física, dificultando el atraque. Cuando se atraca (o desatraca), 1 patrón/a al timón, 1 patrón/a pendiente de los cabos de amarre, no hay más manos para estar pendiente de la rampa. Si una rampa fijada en la embarcación sirviera de puerta de cierre de la embarcación, el patrón/a encargado de quitar los amarres en el pantalán no podía acceder al barco ya iniciado el desatraque (en el atraque tampoco se podría proceder al amarre sin antes abatir la puerta/rampa), siendo absolutamente inviable esa solución.

Las embarcaciones de recreo permiten todas la posibilidad de baño. Debe el barco disponer de una zona para aproximarse al agua, como por ejemplo mojarse los pies antes de tirarse, y luego poder subir con comodidad en otra plataforma (o la misma) por donde se ha bajado, sin grandes esfuerzos y quedándose en esa zona para secarse, diseñada para no resbalar. En caso de personas con problemas de movilidad, esa plataforma tendrá dimensiones suficientes para ayudar a bajar y subir, y disponiendo la embarcación de chalecos adaptados para el baño. A su vez, la plataforma dispondrá de compartimentos para guardar las toallas, alfombras y chalecos, para no ser elementos obstaculizantes o por no molestar a las personas que se quedan a bordo y no quieren bañarse. La zona de baño no puede en ningún caso invadir el puesto de mando, debiéndose quedar al timón alguno/a de los patrones/as para cualquier intervención, aunque esté la embarcación parada, incluso fondeada.

5.- Motorización de un barco accesible?

En este apartado se considera barco a motor todo aquel que tenga un motor de propulsión, independientemente de que tenga velas o no.

La accesibilidad universal determina para que sean experiencias náuticas accesibles que el servicio garantice una utilización segura y con comodidad para todas las personas.

La comodidad se refiere a no provocar olores que generan los motores a combustión, factor de náuseas o mareos, y ruidos que además de molestar pueden dificultar la comunicación. Además de no contaminar con el fin de proteger los entornos (características que no se detallan en este apartado, se entienden sobradamente), no hay otra opción que la embarcación sea eléctrica (mediante baterías o pilas de hidrógeno). Los motores eléctricos tampoco generan vibraciones, o mínimas respecto a los motores convencionales).

En este apartado mencionar la facilidad de acceso a la hélice de las embarcación (por parte de los aptrones/as), en particular en zonas de muchas algas o ramas como lo son habitualmente los ríos de los espacios protegidos, a la merced de la naturaleza. Es muy frecuente que se debe parar el motor y en muy pocos segundos, para no ir a la deriva, acceder a la hélice para limpiarla. Poder acceder con rapidez es esencial, garantizando por una parte la seguridad del patrón/a que acceda a la hélice, por otra no poner en peligro la tripulación al quedarse la embarcación sin gobierno.

6.- Autonomía

Al igual que los motores de combustibles fósiles, los motores eléctricos tienen una autonomía que en este caso lo determinan las baterías. La autonomía es fundamental para garantizar la seguridad, por distintos factores.

    • No todas las instalaciones portuarias disponen de punto de recargas.
    • En espacios especialmente protegidos, escasean las instalaciones náuticas.
    • Las condiciones de mar o las corrientes en los ríos pueden modificar el consumo necesario para garantizar una plena seguridad.
    • Es poco probable, pero debe considerarse la posibilidad de un fallo de alimentación.
    • Aunque las experiencias hayan sido diseñadas para una duración determinada, pueden surgir (por condiciones climatológicas o por que se desea modificar la ruta) modificaciones más o menos importantes en el recorrido y por consiguiente disponer de energía acumulada suficiente. Como medida básica de seguridad, se calcula de una reserva mínima de un 40% de autonomía, para volver al puerto de atraque en caso de condiciones adversas o ampliación de la duración de la experiencia. Un ejemplo, si una experiencia tipo es de 3 horas, la autonomía será de al menos 4 horas y media.
    • La embarcación dispondrá de un motor auxiliar eléctrico, totalmente independiente (con baterías propias), dimensionado en función del desplazamiento del barco.
    • Los servicios (GPS, sonda, cartas náuticas digitales, luces…) no dependerán de las baterías para la propulsión. Se dispondrá de una batería independiente. Imaginemos un fallo eléctrico del sistema de propulsión, no podrá en ningún caso afectar los servicios de la embarcación.
    • En espacios especialmente protegidos como son los ríos navegables con incidencia de las mareas, el horario de las rutas se rige fundamentalmente por las mareas, y como es el caso del atlántico, con coeficientes más o menos importantes, con especial incidencia a los accesos a determinadas instalaciones y corrientes, y como bien se sabe modificándose los horarios de marea todos los días. Para ofrecer servicios seguros en esas zonas, teniendo en cuenta los horarios y en función de la experiencia, diferente si se trata de un avistamiento de aves a primera hora de la mañana o una puesta de sol, se recomienda una autonomía y energía acumulada no inferior a 8 horas y media, para navegaciones sin necesidad de recargar en torno a 5/6 horas con personas a bordo (excepto patrones/as, disponiendo de margen para volver a su puerto base). Existen embarcaciones eléctricas con techo solar para alargar la autonomía, pero en determinados espacios, como por ejemplo los por donde se pasa por debajo de puentes con baja altura, no es viable el uso de techos solares en embarcaciones de dimensión reducida. 

7.- Atraque seguro

Cuando tenemos que atracar en la plaza de nuestro base, tenemos nuestras costumbres y solemos atracar de la misma forma en el 99% de los casos, con seguridad, pues conocemos las corrientes, las distancias, y tenemos situadas estratégicamente las cornamusas para amarrar con rapidez la embarcación.

Pero en los entornos ecoturísticos en los que se realizan experiencias náuticas, no suele haber instalaciones portuarias en condiciones, y cuando hay algún pantalán no se ha diseñado teniendo en cuenta su accesibilidad, en particular en ríos de poco tráfico, y siendo ríos con influencia de las mareas, con corrientes y turbulencias importantes, pudiendo alcanzar entre 4 y 5 nudos. Dicho de otra forma, en un par de segundos, la embarcación se ha desplazado 4 metros.

Por ello, cuando se decide atracar en un río, teniendo en cuenta la rapidez con la que hay que actuar, otras embarcaciones en movimiento o fondeadas, rocas, troncos u otros obstáculos, la longitud habitualmente corta de los pantalanes existentes y no siempre adecuados, en muy pocos segundos, los/as patrones/as se coordinan para atracar bien por babor o estribor, por proa o popa. No todas las embarcaciones están diseñadas para atracar por los 4 costados. En el caso de actividades por los ríos, deben permitir un atraque seguro por al menos 3 costados: babor/estribor/proa o babor/estribor/popa. Una embarcación que solo permite el acceso por un costado deberá por seguridad hacerse por babor o estribor. En el caso de ríos con fuertes corrientes, atracar solo por proa o popa sería muy complicado, incluso peligroso. Se debe recordar que las maniobras de amarre y desatraque son momentos delicados, generando cierto nerviosismo, incluso angustia, pudiendo según la sensibilidad de las personas a bordo llegar a momentos de pánico. Recordar lo que pasa en los aviones, las personas muy sensibles pueden llegar a pasarlo mal sobre todo en el despegue o aterrizaje. Algo parecido puede pasar en un barco si los lugares de atraque no están bien preparados, sobre todo si la embarcación no se ha diseñado teniendo en cuenta esos factores y si los patrones/as no tuvieran la formación y experiencia suficiente para controlar las emociones de personas altamente sensibles.

 

8.- Servicios de un puerto y personal de marinería

La atención del personal de un puerto y los servicios prestados son muy importantes para garantizar experiencias accesibles, seguras y cómodas. Volver a la página anterior (enlace) para conocer las Buenas Prácticas del Náutico Ría de Ares.